martes, 28 de junio de 2011

El Padre Goyo, un cura de templo y calle

E-mail
Por Benjamin Garcia   
Martes, 28 de Junio de 2011
Pido permiso ais lectores para centrarme en un personaje español que ha llegado a Moca, esta pequeña ciudad del norte de la República Dominicana, usando como canal la maravillosa obra de los Padres Salesianos.
Responsables de uno de los templos católicos más impresionantes del país, La Iglesia Sagrado Corazón de Jesús.
Me refiero al Padre Gregorio García, Goyo, un cura de Templo y de Calle. Sin dejar de levantar el Cáliz en el altar baja a las calles para poner el evangelio a tono con las necesidades de estos tiempos. Ese ha sido su éxito.


Dueño de un talento especial y unas condiciones humanas excepcionales que le han permitido insertarse en la comunidad mocana que le ve como uno de los suyos. Al recibir el título de “Hijo Adoptivo de la Ciudad” por parte del ex Alcalde Guarocuya Cabral dijo: “Soy un mocano nacido en España”.

Su singular accionar y su tesón, les ha permitido a los jóvenes del Centro Juvenil Don Bosco, ver realizados los sueños de varias generaciones. La construcción y ampliación de las instalaciones de dicha institución y del Colegio Don Bosco, pudiendo disfrutar de espacios tan emblemáticos como el Salón de los Sueños, y celebrar allí con nuestras familias las huellas de la amistad.

El Padre Goyo llegó a nosotros en 1988 y a partir de entonces penetró las vidas de los mocanos con su mensaje y su actitud bondadosa. Desde la dirección del Colegio Don Bosco y la asesoría del Centro Juvenil inició su obra, misma que trasciende la construcción de las estructuras físicas antes mencionadas, pues está dedicada a la promoción de proyectos de formación juvenil, la incitación efectiva a integrarse en aquellas luchas eternas por la conformación de una sociedad nueva, más humana y basada en los principios fundamentales del cristianismo.

Hoy celebra los veinticinco años de vida sacerdotal de los cuales diez y seis, los ha dedicado a Moca. De los que ha permanecido lejos, conocemos de importantes realizaciones dejadas en lugares de pastoreo tan difícil como la Cuba socialista. Donde debió hacer malabares para mantener viva la semilla de la fe, en familias que desafiando dogmas y estructuras cerradas decidían, gracias a sus motivaciones, romper los cercos y continuar el peregrinaje en busca del mensaje de Cristo.

Llegó barbudo, delgado y con cara de Santo bueno. De poco hablar pero de mucho decir. Todavía con la energía de un joven recién ordenado, deseoso de aportar a la edificación de una sociedad fundamentada en valores. Entregarse en cuerpo y alma a su apostolado para hacer realidad la obra de Jesús en esta tierra.

Sabemos lo difícil que es apartarse de la familia nuclear para emigrar a otros países. Muchos lo hacen por razones económicas y políticas. El caso de los Sacerdotes es diferente, se trata de una profunda convicción religiosa y la respuesta a un llamado divino. Dejan sus tierras para convertirse en pastores de otros rebaños, con todo el riesgo que implica. Goyo respondió y se hizo presente entre nosotros. Está aquí y ha conquistado con su carisma y su fe nuestros corazones. Nos integramos a sus proyectos con la certeza de recorrer el camino correcto.

Esto es un agradecimiento a un ser de factura humana con un compromiso celestial. El Padre Goyo, quien con su caminar lento pero decidido, nos ha permitido seguir transitando la fe y construir con alegría nuestro porvenir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario